Este viernes, Salvatore Mancuso, excomandante de las extintas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), compareció por primera vez en Colombia desde su deportación de EE.UU., donde cumplió una condena de 16 años por narcotráfico. La audiencia, realizada de forma telemática ante una jueza del tribunal de Justicia y Paz, analizó su solicitud de libertad condicional para desempeñar labores de gestor de paz, función asignada por el presidente Gustavo Petro.

La posibilidad de libertad condicional fue concedida por un juez del tribunal de Justicia y Paz en marzo del año pasado, como parte de los esfuerzos para lograr su repatriación. Mancuso argumenta que ya cumplió los 8 años de prisión exigidos por la Ley de Justicia y Paz, a la que se sometió en EE.UU.

La Fiscalía General no se opuso a la libertad condicional, ya que considera que Mancuso ha cumplido los requisitos de prisión y colaboración con la verdad y la reparación. Sin embargo, se espera que continúe respondiendo ante la justicia y contribuya a la reparación de las víctimas con los bienes incautados.

La decisión sobre su libertad condicional se tomará en medio de numerosos procesos legales pendientes en Colombia, donde enfrenta cargos por miles de crímenes ante la Fiscalía y la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). Su papel como ‘bisagra’ entre los paramilitares y la fuerza pública le exige contribuir a la verdad, reconocer su responsabilidad en los crímenes y colaborar en la reparación de las víctimas.

El retorno de Mancuso ha reavivado el dolor de las víctimas de sus crímenes, quienes ven en su regreso una oportunidad para acceder a la justicia y la reparación. Su disposición a colaborar genera expectativas en el país, especialmente por sus acusaciones contra políticos, incluido Álvaro Uribe, de tener vínculos con el paramilitarismo.

La defensa de Mancuso ha señalado que su vida podría correr peligro debido a las revelaciones que ha hecho ante distintas instancias judiciales.